La ración recomendada de pescado debe ser de unos 100-125 g en adultos y 70 g en niños. Es muy importante comer 3 o 4 raciones de pescado a la semana.
Varios estudios han comprobado que el pescado azul aporta proteínas y vitamina D. La grasa del pescado azul es rica en ácidos grasos omega 3, por lo que protege el corazón, mejora los niveles de azúcar en sangre y reduce la hipertensión arterial.
Los españoles somos los segundos consumidores de pescado de la UE y los quintos del mundo, tras Japón, Islandia, Noruega y Portugal.
Este verano puedes disfrutar de las sardinas, ya que los meses perfectos para consumir sardinas son desde mayo hasta agosto.
El pescado fresco es un alimento muy delicado, algunas especies como el bacalao o la perca no pueden mantenerse más de tres días en la nevera.
La mayoría no resisten más de dos (salmón, trucha y grasos en general) y los más grasos deben comerse el mismo día (sardinas, boquerones y similares) para que conserven su textura y sabor.
Es importante comprobar que tenemos el frigorífico a la temperatura adecuada, que debe ser de entre tres y cuatro grados centígrados. Coloca el pescado en el estante inferior, que es el más frío.
Si el trayecto de la pescadería es muy largo, lo mejor es llevarse una nevera portátil con hielo o alguna barra refrigerante para evitar cambios bruscos de la temperatura.
Los peces están hechos para sobrevivir a temperaturas muy bajas, pero al entrar en contacto con aire más cálido se acelera su proceso de descomposición.
Cuando llegues a casa debes sacar el pescado del envoltorio y limpiarlo. Quítale las vísceras y lávalo bien bajo el grifo y seguidamente sécalo con papel absorbente.
Utiliza una bandeja poco profunda y ancha para que quepa otro recipiente en su interior. Este último tendrá que ser un tipo escurridor o rejilla con patas, para evitar que toque el fondo de la bandeja.
Una vez colocado el recipiente escurridor, se pondrá hielo picado o cubitos, y hay que procurar que el pescado nunca esté en contacto directo con el hielo o con el agua que va soltando.
Una vez colocada la rejilla en la bandeja, el pescado y el hielo, se envuelve todo con papel film y se mete en el estante inferior del frigorífico.
Si no se va a comer el pescado fresco en ese periodo de tiempo, puedes congelarlo, pero es importante secarlo. Luego se coloca en bolsas de plástico de congelación procurando no meter mucha cantidad en cada uno. Pero solo puede mantenerse unas dos semanas en el congelador.
Te aconsejamos un equipo de envasado al vacío, para mantener al máximo las propiedades nutritivas. Pero si no tienes el envasador al vacío, puedes colocar el pescado en una bandeja de horno y cubrirlo de agua.
Deja que se congele y repite el proceso un par de veces más hasta que se forme una capa de hielo de unos 6 milímetros, y luego meterlo en el congelador.
Si quieres preparar sushi, la congelación es obligada para evitar el riesgo del anisakis. Para preparar sushi los cocineros congelan el pescado fresco a -20ºC durante una semana.
El pescado más utilizado es el atún, tanto el rojo como el claro. Los cortes más utilizados son el corte akami, el chu-toro y el o-toro. También utilizan el lomo y la ventresca del salmón.
Varios estudios científicos han descubierto que su consumo contribuye a reducir los niveles de colesterol LDL, gracias a su composición rica en ácidos grasos omega-3.
Pero si quieres congelar un pescado debes preguntar al pescadero si este ha sido congelado previamente, porque no podemos congelarlo de nuevo.
«Se recomienda no descongelar a temperatura ambiente ni sumergiéndolo en agua, pues ello hace que se pierdan algunas propiedades nutritivas», informa el periódico digital Okdiario.
Solo hay dos maneras correctas de descongelar: en la nevera, o en el microondas. Para la primera, debes sacar del congelador con antelación el pescado, situar en la balda baja del frigorífico, y dejar que se descongele lentamente.
Tenemos la suerte de que los profesionales de Mayfriho, expertos en todo tipo de equipamiento de hostelería, nos explican que si lo queremos descongelar en el microondas, debe ser a muy baja potencia, sacando el pescado y girándolo, porque en este aparato las cosas no se hacen igual por todos los lados.
Las pescaderías deben tener las mejores cámaras frigoríficas, porque permiten la conservación de los alimentos, ralentizan el crecimiento de patógenos en los alimentos y alargan la vida de los productos.
Una vez esté descongelado sumerge el pescado en leche durante una hora antes de cocinarlo, para que no pierda su textura.