Productos de limpieza industrial para el hogar, una opción de ahorro.

COMPARTIR

El coste de la vida sube cada vez más. Los sueldos no lo hacen al mismo nivel. Nos gastamos más dinero en llenar el carrito del supermercado para las compras básicas y tenemos menos dinero en el bolsillo. El ahorro se ha convertido en una necesidad para llegar a fin de mes. Recurrir a productos de limpieza industrial en el hogar es una opción para ahorrarnos esos euros que tanto necesitamos.

Los productos industriales de limpieza se rigen por ofrecer las mejores prestaciones al menor coste. Se comercializan en formatos grandes, pero suponen un ahorro respecto a envases más pequeños comercializados por minoristas.

¿Te imaginas el dinero que gastaría un restaurante que sirve a diario más de 1.000 comidas si tuviera que fregar los platos con las botellas de lavavajillas que empleamos en casa? ¿O si utilizara las mismas pastillas para el lavavajillas eléctrico que usamos nosotros? Sería una ruina para ellos.

Lo mismo sucedería si un hotel grande tuviera que realizar la limpieza diaria con los mismos productos que tenemos en casa.

Los productos de limpieza industrial son más específicos, efectivos y se comercializan a un precio menor por litro que los de limpieza doméstica. Además, según nos informa Stocknet – Vallés, una empresa productora y comercializadora de estos productos, una buena parte de ellos son útiles para utilizarlos en los domicilios.

Pero antes de entrar en el tema, profundicemos un poco más sobre la situación de los hogares españoles.

Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), los españoles durante el 2022 nos gastamos más de 300 € mensuales por persona en productos básicos. Un hogar de 4 miembros gasta una media de 164 € al mes en productos de limpieza.

Es una barbaridad. Aumentada por el nivel de inflación que se ha llegado a alcanzar durante el año pasado. A esto hay que añadirle que España tiene uno de los sueldos medios más bajos de la zona Euro. Un trabajador español cobra 443 € menos que el sueldo medio europeo. Un 28% menos que un trabajador francés y un 47% menos que un alemán.

Para que un trabajador español cobre lo mismo que cobra un alemán al año en un puesto de trabajo similar, necesita trabajar 20 meses y medio.

Los españoles hemos perdido poder adquisitivo.

Según señala la web del sindicato U.G.T., los trabajadores españoles llevamos dos años consecutivos perdiendo poder adquisitivo. El 2022 ha concluido con una subida del IPC del 5,7%, menos de lo esperado, pero los sueldos solo han subido un 2,8%.

Cabe destacar que los alimentos y las bebidas no alcohólicas han experimentado una subida de precio interanual del 15,7%. El valor más alto desde que comenzó a registrarse en 1994. Estamos hablando de productos básicos para la subsistencia.

Si bien a finales de año se ha conseguido reducir la inflación general, la inflación subyacente se encuentra todavía en un 7%. La energía ha subido durante el año pasado una media de un 29,5% y los alimentos no elaborados (fruta, verdura, carne y pescado) un 11%.

Los economistas señalan como causa el aumento del precio en la electricidad y los carburantes. Disparada a raíz de la guerra de Ucrania y acuciada por el alto nivel de dependencia energética de nuestro país.

La subida del Salario Mínimo Interprofesional, situada a principios del 2023 en: 1084 € mensuales, un 8% más que el año pasado, no tiene una correspondencia mecánica con todos los sueldos. Subir los salarios de forma generalizada a los trabajadores, no solo supondría mejorar las condiciones de vida, sino que puede hacer que el consumo de las familias sea un motor para hacer crecer la economía.

Hasta entonces prima echar mano a mecanismos para estirar el dinero que entra en casa todo lo que podamos.

Los trucos de la abuela para llegar a fin de mes.

El periódico El Confidencial señala como cada vez más hogares tienen que recurrir a los hábitos de compra que utilizaban nuestras madres y abuelas. Aquellos que les permitía capear las épocas de vacas flacas, e incluso, mantener una familia cuando entraba solo un sueldo en casa. Estas son algunas de las pautas:

  • Comprar a diario. Frente a la tendencia de hacer una compra gigantesca al mes en un hipermercado, nuestras abuelas iban cada día al mercado. Compraban lo que necesitaban, adquirían producto freso, que no daba tiempo a estropearse y se tiraba menos comida a la basura. Al hacer compras pequeñas y más frecuentes se adaptaban mejor al presupuesto que tenían disponible. Está claro que muchos de nosotros no tenemos tanto tiempo como tenían nuestras madres, pero nos podemos plantear hacer una o dos compras a la semana.
  • Cocina de reciclaje. Según la FAO, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 1300 millones de toneladas de comida acaban en la basura. Un 20% son lácteos y un 45% frutas y verduras. Nuestras abuelas eran especialistas en la comida de aprovechamiento. La gastronomía española está plagada de ejemplos. Basta con recordar el cocido. De una sola elaboración se cocinaban una gran variedad de platos con las sobras. Algunos muy sabrosos, como las croquetas de cocido o el arroz al horno que se hace en Valencia. Esto también sucede con algunos postres. La tarta de manzana surge como una opción para gastar la fruta antes de que se estropee y el yogur natural como una solución cuando la leche se empieza a agriar.
  • La lista de la compra. Acudir al supermercado con una lista pre-elaborada nos limita a comprar aquello que necesitamos. Se ha demostrado que es más económico que hacer la compra de cabeza o improvisando. Es interesante recuperar la costumbre de ir apuntando las cosas que se van agotando en una nota colocada en un lugar visible.
  • Comprar en varios establecimientos. Nos llama la atención como nuestras abuelas compraban la carne en un sitio, la fruta en otro y el pan en otro. Lo hacían en función de la calidad y el precio. Se conocían al dedillo donde estaban todas las ofertas. Muchos de nosotros, durante este último año, hemos tenido que recurrir a la calculadora del móvil para valorar si nos salía más a cuenta comprar un producto de una manera o de otra. Nosotros tenemos mejores recursos para comparar precios de los que tenían nuestras abuelas. Solo navegando por internet tenemos acceso a comparar una gran cantidad de productos en poco tiempo. Es bueno tener al menos tres supermercados de referencia. Gran parte de las tiendas tienen página web y publican en ellas sus ofertas. Algunas de ellas dan la opción de servir a domicilio, por lo que no tenemos ni que desplazarnos para comprar.

De los centros de trabajo a los hogares.

En los últimos años, han irrumpido nuevas opciones de compra que ofrecen calidad reduciendo los precios. La primera de ellas fue la aparición de las tiendas de detergente a granel. Llevándote un recipiente de casa podía comprar jabón y suavizante para hacer la colada. Mucha gente se acercaba a estos establecimientos concienciados por la protección del medio ambiente. Al no venir empaquetado se generaban menos residuos. Pero la mayor parte del éxito que tuvo vino de que el producto salía más económico.

Poco tiempo después, algunos mayoristas que suministraban champús y productos de cuidado del cabello a las peluquerías empezaron a vender sus artículos al por menor. Los envases eran más grandes, pero los consumidores sabían que se llevaban a casa un artículo de calidad a un precio inferior. Si este era el artículo que utilizaban los profesionales, se suponía que debía ser de calidad.

En la actualidad algunos fabricantes de productos industriales de limpieza están haciendo lo mismo. Dan la posibilidad a los particulares de comprar los mismos productos que utilizan las empresas de limpieza. Estos son algunos productos industriales que se pueden utilizar en casa:

  1. Limpiacristales.
  2. Desengrasantes.
  3. Limpiador del baño.
  4. Friegasuelos.
  5. Limpiador de muebles de madera.
  6. Espuma para moquetas y tapicerías.
  7. Detergente amoniacal.
  8. Ambientadores de larga duración.
  9. Productos específicos para limpiar la campana y otras superficies de acero inoxidable.
  10. Desatascadores.

Muchos de estos productos vienen en formatos grandes, de cinco litros. Para compararlo con el precio del producto que compras en el supermercado y valorar el ahorro, deberás calcular el precio por litro de un artículo y de otro.

También tendrás que tener en cuenta la cantidad y frecuencia con lo que lo utilizas. A lo mejor no te vale la pena comprar una garrafa de champú para moquetas, pero sí un friegasuelos.

Estos son los productos que utilizan las empresas de limpieza, que como cualquier profesional solo emplea calidad, ya que se juega que los vuelvan a contratar.

Recuerda que los profesionales de la limpieza no llevan las garrafas encima, sino que usan dosificadores más manejables que van recargando a medida que se agota el producto. Algunos de ellos son pequeñas botellas con una pistola de espray.

Para ahorrar, no dudes en hacer números y si te merece la pena adquiere productos de limpieza industrial para la limpieza de tu hogar.

Mas populares

Noticias relacionadas

Scroll al inicio