Filipinas arroja al mar un tercio de los plásticos que flotan en los océanos. Cada filipino vierte más de 3,3 kilos de plástico al año, 3.000 veces más que en España. Hace décadas que nadie puede bañarse en la bahía de Manila, porque es una de las zonas con más contaminación de plásticos del mundo. Según la Fundación Ellen Macarthur, en 2050 los océanos podrían contener más plásticos que peces. Estas bolsas tardan más de 400 años en descomponerse. Según datos de Naciones Unidas, «el mundo se ahoga bajo el peso de la contaminación por plásticos a causa de los más de 430 millones de toneladas de plástico producidas anualmente». Son productos de corta duración que se convierten en desechos. «La producción se triplicará para 2060 según las tendencias actuales», añade Naciones Unidas.
Otro de los daños que provoca el plástico en los ecosistemas marinos es que «muchas especies lo confunden con alimento», explica Celia Ojeda, responsable del área de biodiversidad de Greenpeace. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) «espera acabar con el 80% de esta contaminación en 2040. Pero para ello hay que cumplir un plan de acción basado en dos medidas fundamentales: envases reutilizables e impuestos». El objetivo es acabar con la contaminación y para ello es muy importante la utilización de envases reutilizables que «podría reducir un 30% la contaminación por plásticos en todo el mundo», aseguran los autores del informe.
El segundo objetivo es reciclar ya que acabaría con el 20% de los residuos. La última propuesta se centra en «reorientar y diversificar» los productos de plástico por papel o materias compostables. «Este informe establece una hoja de ruta para reducir drásticamente estos riesgos mediante la adopción de un enfoque circular que mantenga los plásticos fuera de los ecosistemas, fuera de nuestros cuerpos y en la economía», explica Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma.
Microplásticos en la sangre
Un estudio ha detectado la presencia de microplásticos en muestras de sangre humana. Los científicos han explicado que los microplásticos dañan a las células en cultivos de laboratorio. El plástico acaba en vertederos donde se degrada en forma de pequeñas partículas, de tamaño inferior a 5 milímetros, conocidas como «microplásticos». El 90% de las muestras de sal de los océanos tienen trazas de microplásticos, por lo están presentes en más de la mitad de las aves acuáticas, peces, mariscos y mamíferos marinos. Además, los microplásticos pueden contaminar los alimentos. Los científicos analizaron muestras de sangre de 22 adultos y encontraron partículas de plástico en 17.
La mitad de las muestras contenían plástico PET, que se usa en botellas de bebidas, un tercio contenía poliestireno, que se usa para envasar alimentos. Una cuarta parte contenía polietileno, con el que se fabrican las bolsas de plástico..En otros estudios se ha detectado que en las heces de los bebés se encontraban 10 veces más microplásticos que en las de los adultos, ya que son partículas que se desprenden de los biberones. «Nuestro estudio es la primera indicación de que tenemos partículas de polímero en la sangre», ha manifestado el profesor Dick Vethaak, uno de los autores del estudio, ecotoxicólogo de la Universidad Vrije de Amsterdam en los Países Bajos.
“Es lógico estar preocupado. Las partículas están ahí y son transportadas por todo el cuerpo”, ha declarado Dick. “También sabemos que, en general, los bebés y los niños pequeños son más vulnerables a la exposición a sustancias químicas y partículas”, ha dicho. “Eso me preocupa mucho”.
Las ventajas de las bolsas biodegradables
El 3 de julio se celebra el Día internacional sin bolsas de plástico. Muchas empresas apuestan por las bolsas biodegradables que están elaboradas con materiales orgánicos y tienen la capacidad de descomponerse en año y medio. Otra de sus ventajas es que no contaminan el medio ambiente, ya que no dejan residuos tóxicos. Los profesionales de Bioplásticos Genil, expertos en este tipo de bolsas de plástico biodegradables personalizadas, nos explican que las bolsas de plástico biodegradables son fabricadas con materias primas procedentes del almidón de maíz o de patata, y teniendo en cuenta esta materia prima podemos observar porqué es necesario apostar por su fabricación y uso.
Pueden ser reutilizadas en el hogar y son idóneas para el comercio por su flexibilidad y resistencia. Estas bolsas pueden descomponerse en nutrientes y biomasa, sin embargo, esto no ocurre con las bolsas de polietileno. AENOR explica que si una bolsa es biodegradable debe cumplir la norma UNE-EN 13432, que define la biodegradabilidad final como: “Descomposición de un compuesto químico orgánico por microorganismos en presencia de oxígeno para dar dióxido de carbono, agua, sales minerales en cualquier elemento presente (mineralización) y nueva biomasa; o bien en ausencia de oxígeno para dar dióxido de carbono, metano, sales minerales y nueva biomasa”.
¡Apuesta por las bolsas biodegradables!
