Convertirse en dependiente de una joyería no requiere de conocimientos específicos en la materia. Es raro encontrar profesionales del sector que posean conocimientos y técnicas sobre la misma, puesto que vender y prestar un servicio de atención al cliente requiere de otra serie de habilidades. Sin embargo, nuestros amigos de Serrano Joyeros, profesionales del sector de la joyería, consideran que es muy favorable poseer algunos conocimientos básicos sobre joyería.
Como estamos totalmente de acuerdo, hemos convenido, adentrarnos un poco en este mundo y aprender algunos conceptos básicos sobre la materia. Desde lo materiales y metales hasta los cuidados necesarios de las gemas. Si te interesa este apasionante mundo del que todos formamos parte, pues quien mas y quien menos, luce algún tipo de joya, sigue leyendo.
La base de una buena joya: los metales utilizados en joyería
Todos sabemos que los metales utilizados para la fabricación y creación de joyas, no se utilizan estado puro. Lo aprendemos en el colegio: aleaciones entre diferentes metales para obtener diferentes resultados y propiedades.
En el sector, estas aleaciones se realizan para facilitar el trabajo y mejorar la durabilidad de la joya. La parte de metal que se añade al metal fino, se llama “liga”. Este tecnicismo es de los más utilizados por los orfebres.
Para trabajar los metales, cuidarlos y conservarlos, se utilizan diferentes procedimientos y productos, dirigidos a facilitar la maleabilidad, su limpieza, evitar la oxidación, etc. Sobra decir que los metales más utilizados son el oro, la plata y el platino, aunque en los últimos tiempos, metales como el acero, están muy de moda. Sin embargo, vamos a centrarnos en los tres primeros, por ser los más destacados.
El oro es el metal amarillo por excelencia, su pureza se mide en quilates (la unidad no hace referencia al peso en este caso). El oro puro de mil milésimas de pureza tiene veinticuatro quilates. A diferencia de otros metales, mantiene su brillo mucho tiempo tras el pulido. El cobre y la plata se alean en perfecta armonía con el mismo proporcionándole diferentes tonalidades de color, en función de las proporciones.
En joyería se utilizan diversas aleaciones que dan como resultado el oro blanco (oro y paladio), el oro amarillo (oro puro), el oro verde, rojo, rosa, gris o azul. Para todos ellos, se realizan aleaciones con plata y cobre, o incluso hierro y níquel, en diferente proporción. En los fogones del orfebre, se cocinan diferentes tipos de oro para realizar las joyas más impresionantes.
La plata, el metal blanco más conocido, se funde a novecientos sesenta grados y puesto que se oxida rápidamente, requiere técnicas de trabajo especiales. Su dureza es baja y se trabaja aleado con metales como el cobre y, ocasionalmente, níquel y zinc para aportarle mayor dureza. Las monedas de plata, donde se utiliza mucho, suelen llevar una proporción del noventa por cien de plata fina.
Sus denominaciones son, plata de primera Ley o sterling, Vermeil cuando la plata sterling presenta una capa de oro superficial y plata alemana o níquel, cuando se presenta una capa fina de plata sobre cobre, zinc o níquel.
El último de los metales, el platino, es de color blanco grisáceo brillante, se funde a mil setecientos cincuenta y cinco grados centígrados y se alea con facilidad con metales como el níquel, el rutenio o el iridio. Este último es el mejor endurecedor y el más habitual. El oro lo endurece, pero lo hace frágil ante el volteo, mientras que el paladio lo endurece levemente.
Durante décadas, el platino fuel el metal más utilizado para la fabricación de joyas de calidad. Desbancado por el oro blando, actualmente no es muy utilizado debido a las dificultades que presenta su elevado punto de fusión.
Tipos de joyas que se fabrican con estos metales
Normalmente no conocemos muchos nombres de joyas, limitándonos a lo esencial y lo más común. Sin embargo, hemos recopilado una serie de términos que hacen referencia a la gran variedad de joyas existentes. Ahora sí, podemos ir a una joyería y pedir lo que realmente queremos llamándolo por su nombre:
- En alta joyería, se trata de un juego de varias piezas, compuesto por collar, pendientes, pulsera y sortija. Los franceses, en su sofisticación, distinguen entre grande parure, compuesto por diadema, joyas de pecho, pendientes, collar y dos pulseras iguales; y petit parure, compuesto por collar, pendientes y broche.
- La varilla cilíndrica, afilada por el extremo con cabeza o remate en el otro extremo. Conocida por su aplicación para el pelo o la ropa.
- Más allá de su utilidad en el mundo de la costura, esta joya, se utiliza para sujetar exteriormente alguna prenda del traje o como adorno. Un ejemplo, el alfiler de corbata.
- Este aro de metal para los dedos, es de sobra conocido.
- Como sucede con el anillo, esta joya es de sobra conocida y utilizada desde la antigüedad. Colocada en el brazo por encima del codo y posteriormente, de la muñeca.
- Otra joya comúnmente utilizada.
- También de sobra conocida, utilizada y con infinidad de modelos y aplicaciones.
- Estas joyas son piezas de ágata, ónix, sardonix, ópalo, conchas, etc. talladas en bajorrelieve con una coloración diferente para la base.
- Aunque es muy habitual, el término es relativamente reciente. Puede lucirse como ornamento de un vestido o sobre la propia piel.
- Adorno de cuello por excelencia, de diferente forma y tamaño, longitud… dentro de los collares existe una clasificación propia.
- De diversas formas y con diferentes orígenes, convertidas en emblema o insignia.
- Este adorno con forma de media corona, se utiliza en la parte delantera de la cabeza.
- Una de las pulseras rígidas por excelencia, tiene sus orígenes en la antigua Roma, donde los patrones se la ponían a las esclavas para saber a que casa pertenecían.
- Este término hace referencia a los dispositivos y mecanismos utilizados para sujetar los cierres.
- Botones iguales utilizados para cerrar puños de camisas y blusas.
- Este es un tipo de joyas que todo el mundo luce, tanto hombres como mujeres que gustan por adornar los lóbulos de sus orejas. Hay infinidad de tipos, según su cierre y forma de sujeción.
- Este cerco de metal o cualquier otro material, es una adaptación del brazalete.
- Se trata de la sortija o pendientes que cuentan con una piedra preciosa como adorno, rodeada de otras más pequeñas.
- Dentro de esta joya, encontramos, atendiendo a su uso o componentes, diferentes tipos: anillo, ajustador, lanzadera…
Aparte de esta terminología, referente concretamente a las joyas, el sector cuenta con otra extensa gama de palabrería, dentro de la jerga habitual del joyero. En gran medida de origen francés, como baise-taille (esmalte de bajo relieve), bib peto (collar de perlas de cinco vueltas), pendeloque (pendiente), rivière (continuidad de gemas iguales), etc.
Los cuidados para el mantenimiento de las joyas
No todas las joyas se realizan incorporando gemas a las piezas. Pero cabe hacer una mención a estas en particular y los cuidados que requieren. Las gemas o piedras preciosas, a pesar de la dureza que poseen, son delicadas, frágiles y sensibles. Es fácil confundir dureza con tenacidad. Estas piedras, aun siendo duras, suelen ser muy frágiles. Por ejemplo, un diamante es fácilmente rompible con un golpe seco, en tanto que una turquesa puede variar su color o el zircón abrasarse.
Existen, no obstante, una serie de normas generales para el cuidado de todo tipo de piedras preciosas. Entre ellos, no dejar revueltas la mismas en un joyero, ni siquiera por unas horas. Debido a su distinto grado de dureza, una orla de diamantes puede arañar un zafiro, por citar un ejemplo. Cada joya, debe contar con su propio estuche, cuya finalidad es la protección de la misma. Este acto tan sencillo de colocar cada pieza en su estuche de la forma adecuada, protege las piezas de arañazos, polvo, golpes, etc.
A parte de esto, hay que protegerlas de cualquier fuente calorífica, fuego o cocinas de gas. Las cremas, los tintes para el pelo, los secadores… son enemigos naturales de las piedras y los metales nobles.
En cuanto a las piedras muy exfoliables, pueden romperse con la limpieza por ultrasonidos. La grasa propia de los dedos pueden estropear los diamantes por lo que manipularlos con guantes de algodón es fundamental.
Con independencia del tipo de joya o incluso reloj del que se trate, a la hora de adquirir una joya, el joyero, es quien debería informar al cliente de los cuidados necesarios y propios de cada pieza en particular. Es fácil comprender que los cuidados que requiere un anillo de oro, difieren notablemente de los que necesita un diamante o, por supuesto, un reloj.
Dado que las joyas suelen ser artículos u objetos que guardamos con celo, bien sea por su valor económico o sentimental, lo mejor es salvaguardarlas de todo daño externo y procurar los cuidados que necesitan para prolongar su durabilidad y perfecto estado. Tampoco se trata de cuidados o tareas que haya que llevar a cabo cada día, por lo que no supone un esfuerzo.
Hasta aquí este post que, sin duda, daría para mucho más.