Las bodegas nacionales están experimentando una transformación fundamental. El creciente interés por los vinos orgánicos motiva a los vinicultores a implementar medidas específicas que no solo reducen su huella de carbono, sino que también promueven la sostenibilidad a largo plazo de toda la industria. Desde el cultivo biodinámico hasta las innovaciones tecnológicas, los vinicultores buscan maneras de proteger el planeta y, al mismo tiempo, fortalecer su competitividad. ¿Qué medidas específicas están tomando y qué resultados les están brindando?
Biocarbón y biodiversidad
Una forma eficaz para que los vinicultores reduzcan su huella de carbono es trabajar con el suelo y su capacidad para retener carbono. Optar por un método innovador para capturar el carbono del suelo por ejemplo, es quemar materia orgánica no apta para compostaje y convertirla en biocarbón. Luego se mezcla con compost, lo que aumenta la fertilidad del suelo y, al mismo tiempo, retiene el carbono a largo plazo. Este proceso no solo mejora la calidad del suelo, sino que también reduce la cantidad de CO2 liberado a la atmósfera.
Los profesionales de Vinissimo, nos recalcan además de un principio similar: centrarse en la restauración del suelo y el apoyo a la biodiversidad natural. Sembrar una mezcla de 18 tipos de hierbas en los viñedos, que capturen carbono en el suelo y, al mismo tiempo, mejoran el microclima del viñedo. Este enfoque ayuda a crear humus permanente, capaz de preservar el carbono durante siglos. Además, la bodega podría minimizar el uso de productos químicos y priorizar el cultivo mecánico del suelo. La producción de pesticidas y fertilizantes sintéticos consume mucha energía y contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso es muy beneficioso optar por métodos biológicos de protección de las plantas e intentar limitar el uso de productos químicos al máximo.
Burbujas del futuro
Otra solución innovadora en el ámbito de la sostenibilidad es la tecnología de captura de CO2. Se utiliza principalmente el gas obtenido durante la fermentación del mosto para elaborar vinos espumosos o venderlo a otras empresas. Este enfoque no solo reduce las emisiones, sino que también permite el aprovechamiento económico de los subproductos de la producción. El objetivo no es solo la neutralidad de carbono, sino incluso un balance de carbono negativo.
La captura de CO₂ puede tener una amplia gama de aplicaciones. Si se puede reutilizar el dióxido de carbono de la fermentación, se elimina emisiones que de otro modo se liberarían a la atmósfera. Este modelo abre nuevas posibilidades no solo para la vinificación, sino también para otras industrias, incluyendo la producción de bebidas espumosas más sostenibles.
Oportunidad para las «burbujas»
Esta tecnología también tiene el potencial de desarrollar vinos espumosos. Los vinicultores cuentan con excelentes condiciones para producir vinos espumosos, pero hasta ahora han carecido de una identidad más sólida en el mercado. Si se puede ofrecer una alternativa más ecológica a los vinos espumosos tradicionales, se podrá crear una nueva tendencia y, al mismo tiempo, reducir el impacto ambiental. La sostenibilidad también se está convirtiendo en un factor clave para los consumidores, quienes cada vez prefieren más productos respetuosos con el planeta.
¿Botellas de vidrio más ligeras?
Un factor significativo en la huella de carbono del vino es su envase. Las botellas de vidrio representan hasta el 50 % de las emisiones totales del vino, debido a que su producción y transporte consumen mucha energía. La solución podría ser cambiar a botellas más ligeras. Como alternativa, se sugiere utilizar envases como las cajas de plástico o las latas, que son más ligeros y menos engorrosos para el transporte, especialmente para vinos de menor calidad. Sin embargo, los vinicultores necesitan más apoyo legislativo. Por ejemplo, el mercado canadiense ya establece límites de peso para las botellas de vidrio, una tendencia que se está extendiendo gradualmente a otros países.
El futuro de la vinificación sostenible
Si bien las medidas ecológicas aportan muchos beneficios a los vinicultores, implementar nuevas tecnologías es costoso y la legislación a menudo no apoya esta transición. Los vinicultores están interesados en la ecología, pero sin un claro apoyo financiero y legislativo del estado ni programas de subvenciones, el camino hacia prácticas más sostenibles es difícil.
La viticultura y la vinificación orgánicas tienen la oportunidad de contribuir significativamente a la neutralidad de carbono. El factor clave es, sin duda, la formación, que impartimos, entre otras cosas, como parte de la formación regular a los viticultores para la transición de la producción integrada y convencional a la orgánica.
También puedes contribuir con tu elección
Los propios consumidores desempeñan otro papel importante. Con sus elecciones, pueden apoyar directamente a los vinicultores que han emprendido un camino ecológico. Ahora más que nunca, es importante comprar vinos locales. No solo son de alta calidad, sino que también ayudan a proteger nuestro planeta.
Los vinos importados recorren miles de kilómetros antes de llegar a la mesa, y su transporte contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. El vino de Chile, California o Australia viaja al otro lado del mundo, lo que aumenta significativamente su huella de carbono. Por otro lado, los vinos locales minimizan esta carga y ofrecen no solo mayor frescura, sino también una alternativa más sostenible.
¿Cómo reconocer el vino adecuado y orgánico?
Busca certificaciones de producto como la europea Bio Leaf. Estas marcas garantizan una producción orgánica y un trato respetuoso con la naturaleza.
Sin embargo, el futuro de la vinificación ecológica no solo reside en la implementación de medidas respetuosas con el medio ambiente, sino también en su sostenibilidad económica a largo plazo. Si queremos una vinificación verdaderamente sostenible, necesitamos encontrar un equilibrio entre la ecología y la economía.
La sostenibilidad en la elaboración del vino no es sólo una tendencia, sino una necesidad
Los vinicultores están demostrando que las prácticas ecológicas y la innovación pueden ir de la mano con la calidad. Pero la clave es que los consumidores comprendan que, al elegir vinos locales, no solo influyen en su propia experiencia, sino también en el futuro de toda la industria vitivinícola y su impacto en el medio ambiente.