Si todavía estás dudando sobre si tu empresa necesita dar un paso hacia la innovación tecnológica, déjame decirte que no innovar es mucho más caro de lo que parece.
No solo es comprar un par de ordenadores nuevos o actualizar el software, sino todo un cambio que puede afectar la competitividad, los costes, la seguridad y hasta la capacidad de mantener al talento y a los clientes felices.
O avanzas, o retrocedes sin remedio
Si tu empresa no avanza, tus competidores lo harán por ti. Hoy en día, quienes se lanzan a digitalizar y automatizar procesos consiguen productos más ajustados a lo que busca el cliente, precios más competitivos y respuestas más rápidas. En España, solo el 13,5% del potencial digital se ha aprovechado, lo que deja un montón de terreno para quienes sí se animan a innovar.
La digitalización no es solo una moda: puede aumentar el PIB anual del país hasta un 2,3%. Y ese pastel solo lo disfrutan quienes actúan ahora. Ignorar esta oportunidad es básicamente regalar clientes y cuota de mercado a quien sí decide moverse.
El sistema se ralentiza y la productividad baja
Cada vez que un empleado pierde tiempo por sistemas lentos o procesos manuales, la productividad baja. Y no un poquito, sino hasta un 12%. Además, mantener tecnología antigua no solo es frustrante, también es caro. Entre 60% y 75% del presupuesto de TI de una empresa puede ir solo en mantener sistemas viejos, dejando poco para nuevas inversiones.
Los riesgos de seguridad tampoco ayudan. El 55% de las brechas graves de seguridad están relacionadas con infraestructuras obsoletas. Una filtración de datos en sistemas antiguos puede costar hasta 4,2 millones de euros, frente a 2,8 millones si tienes tecnología actualizada. Eso sin contar el tiempo perdido y la reputación dañada.
Si no desarrollas talento, pierdes clientes… y trabajadores
Hoy los mejores profesionales buscan más que un buen salario. Quieren aprender, desarrollarse y trabajar en entornos modernos. Si tu empresa sigue con sistemas obsoletos, vas a perderlos. Lo mismo pasa con los clientes: esperan agilidad, personalización y disponibilidad en todos los canales. Si no lo das, se van a quien sí lo ofrece.
¿Cuánto dinero se pierde por no digitalizar?
Estamos hablando de oportunidades que desaparecen: sistemas lentos, errores repetitivos, ventas que no se cierran. Todo esto aumenta el precio de la inacción año tras año. Incluso los procesos duplicados y tareas innecesarias, esos que parecen pequeños detalles, se convierten en pérdidas grandes con el tiempo.
Por ejemplo, mantener sistemas antiguos puede costarte hasta un millón de euros al año. Los ingresos perdidos por parones tecnológicos suman unos 120.000 euros anuales. Las sanciones regulatorias, unas 200.000 euros de media, y una filtración de datos en sistemas obsoletos, 4,2 millones. Todo esto sin contar el impacto en clientes y empleados.
Adaptarse a las demandas del cliente
Hoy el cliente mezcla canales digitales y físicos, y no perdona errores ni retrasos. Si no puedes recopilar y analizar datos, no podrás ofrecer promociones personalizadas ni responder a sus necesidades. El resultado es que los clientes terminan en manos de quienes sí lo hacen.
Inteligencia artificial y otras tecnologías
La IA sigue siendo desconocida para muchas empresas. Cerca del 45% ni la consideran y solo un 5,88% la ha implementado. Sin embargo, puede ajustar inventarios, crear ofertas personalizadas y liberar tiempo del equipo para tareas estratégicas. Ignorarla es perder oportunidades que ya están disponibles para otros.
España y la productividad
Aunque hay buena cobertura de fibra y 5G, España sigue detrás de Europa en digitalización de empresas. En 2023, las empresas dedicaron solo un 3,2% de sus ingresos a tecnología, frente a un 4,1-4,2% en Europa. Sectores clave, como la logística, apenas avanzan: solo un 7% está realmente digitalizado. La IA podría sumar 55.000 millones de euros al valor añadido bruto del país para 2030, pero solo el 9,55% la ha implementado. La falta de personal cualificado y el desconocimiento frenan la adopción.
Proyectos digitales fallidos
No es raro que los proyectos digitales fallen por mala planificación o falta de presupuesto. En 2023, el coste promedio por empresa fue de 4,3 millones de euros. Eso demuestra que no solo se pierde la oportunidad, sino que se asumen pérdidas grandes si no se gestiona bien.
Cómo impulsar la innovación
No se trata de probar cada nueva moda tecnológica que aparezca, sino de identificar y aplicar aquellas herramientas que realmente aporten valor a la empresa.
Definir objetivos claros antes de invertir ayuda a enfocar esfuerzos y recursos. Priorizar proyectos con impacto tangible a corto plazo genera confianza interna y motiva al equipo.
Además, comunicar avances de manera regular reduce la resistencia al cambio y permite que todos comprendan cómo cada innovación contribuye a la visión global de la empresa.
De esta manera, la innovación deja de ser una acción aislada y se convierte en un proceso continuo que potencia tanto la competitividad como la motivación de los empleados, impulsando el crecimiento sostenible y la adaptación constante a nuevas oportunidades.
Fomentar una cultura de innovación
Todos deben participar y aportar ideas. Incentivar la experimentación, aceptar los errores como aprendizaje y promover la colaboración entre áreas convierte la creatividad en acción tangible.
Establecer “microproyectos” permite a los equipos probar pequeñas soluciones y compartir resultados rápidamente, aprendiendo tanto de los aciertos como de los fracasos.
Reconocer públicamente los esfuerzos innovadores refuerza la motivación y demuestra que cada contribución cuenta. Con estas prácticas, la innovación deja de ser una excepción y se transforma en un hábito dentro de la empresa.
Esto crea un entorno donde la creatividad fluye, se multiplican las mejoras y se logran resultados sostenibles, haciendo que la innovación sea parte del día a día y no solo un proyecto aislado.
Monitorizar tendencias y cambios
Es importante seguir lo que ocurre en el sector, revisar informes, asistir a foros y comparar tu nivel digital con el de los competidores. Trabajar con especialistas, como SquareetLabs, te da acceso a expertos en automatización e IA que realmente saben cómo mejorar tus procesos.
Destinar presupuesto a proyectos piloto
El miedo a invertir frena muchas veces grandes saltos, pero no hacer nada sale mucho más caro. Proyectos piloto de bajo riesgo permiten ver resultados rápidos, aprender y convencer a todos del valor de seguir invirtiendo. Además, ayudas públicas como el Kit Digital ayudan a dar el primer paso sin gastar demasiado.
Medir, aprender y escalar
Squareet, expertos en tecnología avanzada y soluciones personalizadas para cualquier empresa, nos aconseja que es importante seguir lo que ocurre en el sector, revisar informes, asistir a foros y comparar tu nivel digital con el de los competidores.
Trabajar con especialistas te da acceso a expertos en automatización e IA que realmente saben cómo mejorar tus procesos.
Cómo convertir la innovación en hábito diario (y no en un dolor de cabeza)
La innovación no tiene por qué ser un gran evento anual que da miedo o genera caos. De hecho, convertirla en una práctica diaria puede ser mucho más efectivo y menos costoso. El primer consejo es simple: pequeños cambios, grandes resultados. No hace falta renovar todos los sistemas de golpe. Empieza por procesos concretos: automatiza tareas repetitivas, integra un software que facilite la comunicación interna o prueba una herramienta de análisis de datos. Cada mejora pequeña suma y prepara el terreno para cambios mayores.
Otro consejo es fomentar la creatividad de forma estructurada. Dedica al menos una hora a la semana para que los equipos propongan ideas, sin filtros ni juicios. No todas serán útiles, pero algunas pueden convertirse en soluciones estratégicas. Además, reconoce públicamente estas contribuciones: motivar al equipo a pensar diferente es mucho más poderoso que cualquier bonificación económica.
Aprender de errores rápidos es otro hábito clave. Si un piloto tecnológico falla, no lo veas como un fracaso, sino como información valiosa. Documenta qué funcionó y qué no, y ajusta la estrategia. Esto ayuda a reducir la resistencia al cambio y a que la innovación se perciba como una oportunidad, no un riesgo.
Finalmente, mantén la innovación visible y tangible. Usa tableros de seguimiento de proyectos, comparte resultados rápidos y celebra avances. Cuando todos ven que la innovación produce beneficios reales, es más fácil mantenerla como parte de la rutina diaria. La clave está en incorporar la tecnología y la creatividad en la cultura de la empresa, no como un proyecto aislado, sino como un hábito que crece y evoluciona con cada paso que se da.
No innovar ya no es una opción
Las empresas que se quedan en el pasado corren el riesgo real de desaparecer. Los costes de no actuar, como la fuga de clientes, pérdida de eficiencia y talento, superan con creces cualquier gasto en innovación. La transformación tecnológica es una obligación estratégica.
La innovación es un viaje continuo donde cada paso cuenta. Fomentar el cambio dentro de una cultura positiva, invertir con visión y buscar aliados estratégicos son los pilares del éxito. La cuestión principal no es si una empresa debe transformarse, sino cuán dolorosas serán las consecuencias de no hacerlo.
Actualizar sistemas, adoptar inteligencia artificial y herramientas digitales, fomentar la innovación interna y aprovechar programas de ayuda son pasos que hoy no se pueden ignorar. Cada día que pasa sin actuar, es dinero, clientes y talento que se pierden. Así que, más que nunca, conviene moverse y aprovechar todo lo que la tecnología puede ofrecer para no quedarse atrás.